Ramón Bartra Sendra
Sencillamente mi vida
Lo más importante de la vida de Ramón Bartra es el hecho de que lo enviaran a estudiar a la Salle Bonanova de Barcelona, a los 13 años. Él siempre dice que allí le hicieron persona, además de darle buenos estudios y una fe en Dios que no ha perdido nunca más. Se siente un afortunado por haber tenido el amor de Rosita, la persona que más ha amado en su vida. Hace unos años que la ha perdido y por eso le dedica este libro.
Mi madre siempre me contaba que en Barcelona había sido muy feliz; la ciudad le gustaba mucho. También aquí debo hacer un paréntesis. La señora Encarnación, mi abuela, había enviado a sus hijas a los almacenes El Siglo de Barcelona, para que aprendieran a coser; yo recuerdo que mi madre tenía un maniquí de su tamaño y se hacía sus vestidos. Por eso, mis padres se conocieron en Barcelona, porque coincidieron en una casa de huéspedes.
Ambos estaban solos, el uno un piso más arriba que la otra.
Haber venido a Santa Coloma, para mí fue una suerte, porque para los niños y los viejos, los pueblos como Santa Coloma son mejores que las ciudades.
De Santa Coloma, recuerdo muy bien que una vez vino el presidente Macià y puso la primera piedra de un colegio que se tenía que hacer; y que el presidente, en un hoyo de esta primera piedra, puso una pipa, ya que entonces debía fumar. Este colegio no se hizo nunca. Sé que los niños fuimos a este acto con banderolas, que seguro que eran catalanas.
Claro, esto sería en 1931, cuando yo tenía seis añitos…