Antonio Jardón Martín
La fortuna de vivir
Si alguien me preguntase quién me gustaría haber sido, si no fuese yo mismo, respondería que mi padre, Antonio Jardón Colado.
Fue un hombre ejemplar, gran trabajador, siempre alegre, que lo dio todo por sus hijos, por hacernos sentir felices a mi hermana Jerónima y a mí, y que no pasásemos necesidades en los tiempos difíciles de la postguerra española, cuando todos vivíamos en la escasez. Afortunadamente, nosotros nunca pasamos hambre.
Mi padre ha sido un espejo en el que mirarme. Espero haber sacado de él, el compromiso y la seriedad con los que afrontaba el trabajo diario; su capacidad de sacrificio y su buen humor. Se murió mientras merendaba, y mi suegro mientras dormía la siesta.
Me gustaría irme igual de tranquilo.
Antonio Jardón Martín nació en Arnao (Asturias), en el seno de una familia sencilla, que lo crio con los valores del estudio, el trabajo y la familia. Creció en los años de postguerra y pasó necesidad, como todo el mundo en aquellos tiempos, pero nunca le faltó el amor de sus padres, Tina y Antonio. La suerte lo acompaña en la vida. Sus memorias, escritas a propuesta de sus hijos, son un ejemplo de alegría de vivir y empeño por cultivarse y seguir aprendiendo cada día. Siempre con una sonrisa que no le borran ni las situaciones menos amables ya que, como decía una canción de los vaqueiros: «Lo que tien arreglo se arreglará, y lo que no lo tien, arreglao tá».
El apellido Jardón en bable se dice «Xardón» significa acebo, árbol de hoja dura pero flexible, difícil de romper, características que coinciden con la persona que lleva este apellido. Antonio Jardón Martín (Arnao, 5 de junio de 1932), el hombre cuya vida ocupa estas páginas, es «una persona con suerte», así lo afirma él. Una persona positiva y agradecida, de la que rodearse es un placer.