Rosa María Fernández Molina
El Sabor de mi Vida
Las memorias de Rosa María Fernández Molina saben a guisos, cocinas, reuniones, mesas y sobremesas. Siempre le gustó escribir, pero al morir Aurora, su única hermana, ella sintió más que nunca la necesidad de plasmar y dejar huella de sus tiempos de infancia, de sus experiencias vitales, sus aprendizajes y los sabores de su vida. Y lo ha hecho de forma muy curiosa, combinando la vida con los acontecimientos sociales, la realidad con la ficción, los sabores con los sinsabores y los hechos reales con los sentimientos de los que van acompañados… Su padre le quiso inculcar la curiosidad por la cultura, la música y la poesía como medios de aprendizaje y este libro da fe de que lo logró.
Rosa Serra Majem
El sabor de mi vida cuenta los sabores que me han acompañado desde niña, en Barcelona, Andalucía, Ibiza, Holanda, California, Suiza… ¡He vivido en tantos lugares! Mi vida es así, sabe a viajes permanentes, viajes para estudiar, para trabajar, vivir y amar.
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Antes se conversaba mucho y se compartía todo… En España, las familias nos apiñábamos en el sofá frente al acontecimiento del siglo: la televisión en blanco y negro. Se masticaban los primeros chicles Bazooka capaces de inflar grandes pompas que explotaban en la cara, la Coca-Cola se imponía como primer refresco universal y las mujeres comenzaron a fumar y a conducir coche.***
Si sé recitar docenas de poemas de memoria, es por él. Si soy una persona tremendamente curiosa, es por él. Si adquirí cierta disciplina en mi vida, fue por él. Todos querían a mi padre, era un gran anfitrión y le encantaba abrir las puertas de la casa a todo el que quisiera compartir sobremesa, que era ese tiempo en el que permanecíamos sentados alrededor de la mesa, después de las comidas. Entonces llegaba la hora de los poemas y las canciones, porque a mi padre le encantaban los versos, los dichos, las gracias y los juegos de palabras, era un hombre de expresión muy ingeniosa, rápido, creativo y locuaz.Maria Rosa Fernández Molina