Los hermanos Feliu Bohera recuerdan juntos su vida al entorno de una gran familia: los largos veranos en la casa de Tona; las comidas familiares de los domingos; las idas y venidas al colegio con los siete hijos encajados en el coche; y la infaltable visita navideña a la fábrica que hacía la familia al completo para felicitar la Navidad a todos sus trabajadores.
Para nuestro padre, la persona estaba por encima de todo y este es un valor que todos los hermanos destilamos. Muchos domingos le acompañábamos a dar un paseo por la fábrica y saludar a los trabajadores. Y cada año por Navidad, íbamos para felicitar personalmente las Fiestas y llevábamos cajas de turrones para todos. La fábrica no sólo era su fábrica y su responsabilidad, sino que también era todas y cada una de las personas que formaban parte de ella, las personas a las que había ayudado y había dado un trabajo: también ellos eran sus familias. Se implicaba en profundidad con toda la gente… ¡Qué humanidad!
LA PAZ COMIENZA EN EL HOGAR
Y entre anécdotas y vivencias, algunas divertidas, otras que duelen un poco, todas entrañables, viajando por los recuerdos, la familia Feliu Bohera también se da la oportunidad para reflexionar sobre el legado dejado por sus seres más queridos: sus padres.
Jaume Feliu y Conxa Bohera pasaron la vida ayudando a los demás y, sobre todo, educando a sus hijos en el amor y la importancia de permanecer juntos. Los mismos valores que, hoy en día, ellos se esfuerzan en enseñar a sus propios hijos y que han querido dejar por escrito en un libro de memorias.
Para ello han puesto sus emociones y sus pensamientos en manos de biógrafas profesionales que les han ayudado a crear un libro autobiográfico que demuestra que nunca olvidarán el espíritu de amor y servicio a todos los hombres que emanaron de Conxa y Jaume.
Un regalo original y emotivo, que esta familia se ha dado para compartir en el hogar, entre los suyos. Un regalo para cuatro generaciones.
El hombre no está hecho para la guerra, sino para la paz. Pero la paz no se obtiene sin esfuerzo: la paz debe nacer del corazón de cada hombre. Y si no hay paz en el corazón, ¿cómo puede haber paz en un pueblo, en una nación, en el mundo? Es en el hogar donde se aprende a vivir y construir la paz; donde los padres tienen la enorme responsabilidad de enseñar a sus hijos a comportarse, a tratar a los demás y a resolver problemas.
Gaston Courtois (1897-1970) pensador francés, un referente para el matrimonio Feliu Bohera.
